Se encontraba ella, un
martes, parada observando por la ventana
y allí debajo en el parqueadero de su apartamento, su auto que le había regalado su
hermano y que hacía mas de un mes no lo movía, debido a un fallo
mecánico, su pensamiento era “Oh Dios que difícil, mi hija tiene una materia en
la noche ahora en este semestre y yo inicio la universidad que probablemente
será en la noche; este auto que ahora está fallando y que no lo puedo
reparar. No tengo dinero para repararlo
y no quiero invertir los pocos ahorros que tengo para eso, porque sabes que
tengo asuntos mas importantes como la inscripción en la universidad, el pago de
la mensualidad y los materiales para el próximo semestre de mi hija. Deseo tanto poder arreglarlo, usarlo y buscar
a mi hija cuando salga en la noche.”
Escuchó a su pensamiento
profundo diciéndole “ja, como crees que se va a reparar, por arte de magia, es
que acaso piensas que Dios es mecánico?”
El domingo siguiente su
hermano estuvo en la casa y mientras conversaban de asuntos triviales, este de
repente preguntó ¿Qué es lo que me dijiste que está haciendo el auto? Y ella le
comentó el problema y él dijo “Vamos a revisarlo, porque creo que alguna vez me
hizo eso y el problema era una manguera desconectada, vamos”
Efectivamente, fueron y
revisaron, el problema era justo esa manguera desconecta. En ese momento se sentó al volante y le
respondió a su pensamiento mas profundo “DIOS SÍ SABE DE MECÁNICA”.
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